miércoles, 3 de febrero de 2010

«Tenemos que enseñar a la gente los síntomas del ictus».

José María Prieto González se acaba de incorporar a la directiva de la Sociedad Española de Neurología (SEN) y representa la cuota galaica en la entidad. Ante la pregunta de cómo está la comunidad en el conjunto de España en su especialidad, responde a la gallega: «Las hay mucho peor». Él se concentra ahora en la dura tarea que tiene ante sí como vocal de los socios -«dedico una hora diaria a responder e-mails»- y a intentar llegar a la sociedad, una de las grandes metas de la actual directiva.
-¿Cómo quieren llegar a la sociedad?
-La neurología es una especialidad nueva y tiene que tener más arraigo. En general, en España, todavía está por saber exactamente qué es un neurólogo. Si uno dice que le duele la mano, el cuello y el pecho, cualquiera le recomienda que vaya al hospital porque puede tener un infarto. Eso que parece sencillo es un mérito de la sociedad de cardiología, que ha sabido transmitir a las personas una información vital.
-¿Cuál sería el ejemplo en el caso de un neurólogo?
-Tenemos que enseñar a la gente a identificar los síntomas de un ictus, por ejemplo.
-¿Cuáles son?
-Cualquier deficiencia neurológica brusca. Pérdidas de fuerza en un brazo o una pierna, de conciencia, del equilibrio, del habla [dificultad para expresarse, lenguaje ininteligible]... Nosotros valoraremos la información a partir de la edad, los exámenes que se le hagan y las enfermedades que pueda tener asociadas esa persona. Pero es que a veces hay gente que llega a la consulta y te dice: «Mire, el otro día dejé de tener fuerza en el brazo y como no se me pasaba, he decidido venir». Si eso ha ocurrido hace dos o tres días, pues poco podemos hacer...
-¿Cuáles son las enfermedades que más ven en la consulta?
-Lo que más se repiten son los ictus: embolia [o infarto cerebral, que es la oclusión de un conducto sanguíneo], hemorragia cerebral [también se llama apoplejía], cefaleas, epilepsia y por supuesto las demencias.
-Si la sociedad está concienciada acudirá más al médico. ¿Hay suficientes neurólogos en Galicia? Recientemente se ha dicho que faltaban unos setenta. ¿Está de acuerdo?
-No podría decir qué número hace falta, pero sí es cierto que en Galicia hay tres hospitales bien dotados, aunque tampoco les sobran, y el resto necesita más dotación de personal, no tanto de aparataje. Pero eso le pasa a todas las especialidades.
-¿Cómo está Galicia con respecto a España en este sentido?
-Bueno, hay comunidades que están mucho peor. Podremos estar entre los puestos sexto y décimo en número de neurólogos por población.
-¿Y para los niños? ¿Tenemos muchos neurólogos pediátricos? Porque neuropsiquiatras pediátricos prácticamente no hay...
-La neuropsiquiatría no existe como tal, es una rémora del pasado. Ahora hay neurología y psiquiatría de forma diferenciada, y he de decir, aunque mis compañeros psiquiatras dirán que no, que cada vez la psiquiatría pierde terreno frente a la neurología...
-En cualquier caso, la atención temprana parece algo fundamental si se quiere apostar por una sociedad sana...
-Sin duda. El Sergas está impulsando los programas de neurorrehabilitación funcional, algo que es muy importante. Se trata de atender a jóvenes que han tenido un accidente o recién nacidos con alguna deficiencia, que con programas adecuados pueden recuperarse en gran parte. Pero es cierto que en este terreno todavía estamos muy mal dotados.
-¿Y en investigación?
-En investigación estamos muy mal, no solo en Galicia sino en toda España. Tenemos un gran capital humano, una capacidad y formación de los médicos al nivel del mejor país del mundo, y lo digo de verdad, pero en investigación... no hace ni dos meses una de las revistas científicas más prestigiosas criticó la pequeñez de las inversiones en España en investigación. Somos el penúltimo país de Europa en este asunto.
-Por último, ¿por qué se mete un médico en una directiva como la de la Sociedad Española de Neurología?
-Supongo que por curiosidad, para saber cómo son las cosas desde dentro. Se valoran las cosas de otra manera y es un reto personal e intelectual.

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